R3 COLABORACIÓN: Estrategia Crítica de Liderazgo para Inspirar Desempeño Alineado
El último año ha traído algunas manos de póquer bastante difíciles a empresas alrededor del mundo. Incluso, muchas malas manos. Y a medida que dicha incertidumbre económica ha persistido, esas mismas compañías han sido golpeadas una y otra y otra vez. (Desde marzo, y al menos hasta septiembre de 2021, organizaciones globales siguen implementando despidos, congelando contrataciones y extendiendo licencias).
Cualquiera que haya jugado a las cartas alguna vez sabe lo que se siente recibir una mala mano tras otra, y ver que tus pilas de fichas se van haciendo cada vez más pequeñas. Y a medida que tus recursos disminuyen, también lo hacen tus opciones. Y comienzas a sentir pánico. Y apanicado, comienzas a tomar decisiones imprudentes. Pierdes de vista el panorama completo cuando lo único que puedes ver son tus pilas de fichas disminuyendo.
En los negocios, las fichas son más que el flujo de efectivo; también lo son nuestros empleados y colegas – nuestros recursos. Y en la mayoría de los casos, la pandemia los tiene dispersos por toda la ciudad, estado, país, o el mundo entero – trabajando de forma remota, virtualmente sin supervisión, potencialmente sin apoyo y desatendidos (con la subyacente, e incluso en muchos casos evidente, amenaza de despidos o licencias aun acechando).
Nunca había sido tan crítico obtener lo máximo de nuestros recursos – hacer que las fichas que tenemos cuenten, invertirlas en las manos correctas de la manera correcta, para asegurarnos que estén trabajando juntas, estratégicamente y con confianza. Y con las complicaciones logísticas de trabajar de forma remota, aparejadas con las ansiedades emocionales del aislamiento, esto jamás había resultado tan complejo.
Sin importar lo buenos que hayamos sido colaborando antes del Covid, necesitamos mejorar. Y así como nuestra capacidad para comunicarnos y asociarnos con los clientes debe alcanzar un nuevo nivel para unir la brecha física existente entre nosotros, así también debe hacerlo nuestra habilidad para comunicarnos y asociarnos internamente. En Acclivus le llamamos a esto la Alineación S3 (ventas, soporte y servicio).
Y ello requiere un nuevo nivel de liderazgo.
Como organización dedicada a la mejora del desempeño, Acclivus ha estudiado durante más de cuatro décadas el arte y la ciencia de la colaboración – incluyendo el efecto mensurable que tiene sobre los resultados de negocio. Reconocemos que sin importar lo grande o pequeña que resulte tu “pila de fichas”, es crucial que todos los recursos a tu disposición estén trabajando juntos. Sabemos el verdadero costo de la mala comunicación, los esfuerzos duplicados y colegas desanimados e incluso hasta resentidos. Y conocemos las verdaderas ganancias cuando las expectativas son satisfechas – e incluso excedidas – cuando todo el equipo se asocia con el cliente utilizando el mismo lenguaje, funciona con los mismos estándares y trabaja hacia las mismas metas. Todos los integrantes de la orquesta necesitan ejecutar la misma sonata. Para la mayoría, es sentido común, incluso si no siempre es una práctica común.
Sin embargo, en nuestra investigación en curso, lo que parece resultar menos obvio es el papel que juega el liderazgo en dicha alineación. O quizás sería más preciso señalar que lo que parece menos obvio es el tipo de liderazgo que es requerido para niveles “orquestales” de alineación. El rol del director de orquesta, por decirlo así, es más que sólo asegurarse que cada concertista esté presente y ejecutando la nota adecuada en el momento correcto. La verdadera habilidad consiste en inspirar dentro de cada músico el deseo por lograr una buena ejecución – con una comprensión compartida de, una alineación con, y la necesidad interdependiente para alcanzar una meta común.
Por lo tanto, mientras las organizaciones compiten para mantenerse a la vanguardia en un entorno cambiante, invertir en cualquier nueva iniciativa de desempeño – ya sea en ventas, soporte, servicio, o para alinear las tres áreas – es absolutamente una inversión que vale la pena realizar. Pero hacerla sin invertir además en el coaching o liderazgo necesario para guiarlo y reforzarlo, es como invertir en una orquesta sin también enseñar la obra al director. Los líderes que están involucrados, tanto en la implementación de las nuevas habilidades y enfoques como en los equipos a los que les han sido asignadas, que los entienden lo suficientemente bien como para poner el ejemplo y brindar asesoría, que pueden ser empáticos ante las dificultades, que aplauden los éxitos y celebran los consecuentes logros – tanto para la organización como para los individuos – resultan tan críticos como lo son los propios equipos.
Los ejecutantes saben lo que sucede cuando la audiencia ha dejado de poner atención. Quizás todavía puedan alcanzar las notas, pero el actual entorno de negocios requiere mucho más que simplemente seguir los movimientos. Construir relaciones, solucionar problemas o alcanzar metas demanda ir más allá de lo obvio que simplemente “seguir este modelo,” o “vender más de este producto.” Requiere creatividad – y desde luego, colaboración – especialmente cuando te encuentras jugando una mano difícil de póquer. Mientras más complicada sea la pieza musical, mejor deberá ser el ejecutante.
Y las mejores ejecuciones no surgen simplemente de trabajar más o intentar más fuerte. Son inspiradas. Provienen de un deseo interno por desempeñarse bien. Los grandes directores de orquesta saben cómo hacerlo. A los gerentes, asesores, e incluso a los colegas se les puede enseñar a hacerlo. Y nuevamente, para tener éxito en este nuevo entorno de negocios en rápida evolución, tendrán que hacerlo.
No podemos deshacer las manos de póquer que les han repartido, pero si podemos enseñar a sus líderes a inspirar y posibilitar los mejores desempeños de sus equipos, para que todas sus inversiones – incluso en las iniciativas más pequeñas – sean las sonatas que se conviertan en sinfonías.
Para más información, visítanos en: www.acclivus.com